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sábado, febrero 10, 2007

LA VERDADERA ESENCIA DEL ISLAM (III) ¿SIRVE DE ALGO LA CRUZADA?

No sólo sucede que los observadores externos somos capaces de incluir toda esta mezcolanza y esta tremenda diversidad en una misma etiqueta religiosa: el Islam, (lo que normalmente resulta útil), sino que también estamos muy condicionados para simplificarla por medio burdos estereotipos, normalmente de carácter negativo.

Los factores que influyen en esta caracterización son muy variados: algunos, puramente cognitivos, como el efecto que suele llamarse " ilusión de homogeneidad del exogrupo", otros están relacionados con intereses sociales y económicos muy variados. Algunos se relacionan directamente con nuestro contexto histórico y geográfico: la cercanía con el norte de África, la presión migratoria de estos países, la tradicional construcción de nuestra identidad social en oposición a los "Otros" musulmanes, etc. Por último, también influyen significativamente determinadas dinámicas socioculturales generadas en el seno del mundo musulmán: revitalización de la ortodoxia y de los fanatismos, terrorismo islámico, uso de construcciones religiosas para legitimar intereses particulares frente a la población, construcción de representaciones y discursos que se oponen a la racionalidad moderna (caracterizándola también burdamente como "cultura occidental"), etc. Aquellos que creen en el mito del choque de civilizaciones lo van haciendo realidad poco a poco: mirar a los Otros en un espejo deformado deforma más nuestro rostro en el reflejo deformado que ellos perciben.

Así pues, se ha ido generalizando en España en los últimos años un vigoroso mito de la Invasión de los Bárbaros que intenta poner forma a nuestros miedos; personas que en otros aspectos demuestran una buena capacidad de percepción de la realidad social y raciocionio parecen creer sin embargo a pies juntillas que Europa puede convertirse en 20 o 30 años en una especie de teocracia islámica ultraortodoxa. De una manera bastante religiosa se cree verdaderamente en una "esencia del Islam", como si la religión musulmana fuera una especie de Idea platónica pero maligna y perversa, que tiene consistencia empírica y habita en algún Infierno separado de las prácticas y representaciones reales, pero alimentándolas. Haciendo gala de un idealismo que me parece bastante ingenuo, se considera como si hubiera una matriz ideológica inherente al Islam que implacablemente determina que todos aquellos que se confiesen musulmanes, por ejemplo, denigren a las mujeres.Aaunque tampoco hay que tomarlo como un dogma (ni interpretarlo de manera simplista), no les vendría mal este mantra marxiano: "No es la conciencia de las personas la que determina su existencia, sino su existencia social la que determina su conciencia". La intensidad de esta fe islamofóbica es tal que es condiciona la percepción de estas personas, dificultándoles hacer críticas verdaderamente ponderadas y eficaces frente a los problemas que generan las versiones más ingenuas del "multiculturalismo".

Más aún, de manera etnocéntrica, la percepción del Islam en su conjunto se condiciona implícita o explícitamente a esta lógica de la invasión, como si la vida de un pescador indonesio tuviera algo que ver con una futura y eventual invasión marroquí de Polonia. Cuando estas percepciones no son aisladas, sino que van formando corrientes de opinión, se vuelven muy peligrosas. Porque, para evitar la disonancia cognitiva, los creyentes en la fe de la invasión la emprenden siempre con más fuerza frente a las tendencias más "modernas", más atractivas para un europeo o menos rechazables. No es que las religiones evolucionen (lentamente) con el cambio de los tiempos, que se adapten a cambios productivos, económicos, sociales, culturales, políticos, geográficos; no es que las personas busquen continuamente sentido a su fe o a sus ideas en el marco de su vida concreta. Muy al contrario, se trata simplemente de desenmascarar mentiras urdidas con la finalidad de esconder el supuesto fondo maligno de la religión musulmana con melifluas secuencias hipnóticas destinadas a facilitar la conquista mundial. Si Turquía es un país laico (con todas sus dificultades), se trata de desenmascarar sus mentiras y demostrar que en el fondo es una teocracia; si surgen interpretaciones "feministas" (es decir, que promueven la igualdad entre los sexos) del Qu'ran en grupos minoritarios de los países islámicos, no se piensa que esto pueda interesar a las mujeres de allí, que normalmente son musulmanas, aunque las leyes civiles se interpreten -desgraciadamente- conforme a patrones religiosos, sino que todo es un vil engaño para pegarnos el palo en la cabeza.

¿Para qué sirve esta Cruzada? Lo que se consigue es normalmente reforzar las posiciones más fanáticas, menos compatibles con la lógica moderna (y por lo tanto más inadaptadas) o contrarias a los Derechos Humanos y debilitar las posiciones más favorables a la dignidad humana o a la modernidad. Claro, nos hace falta un malo malísimo para tener un enemigo definitivo, así que no descansaremos hasta que alcance la perfección de la villanía. Eso es lo que interesa a los creyentes del choque de civilizaciones (se adscriban donde se adscriban): eliminar a los moderados. Cuando, por el contrario, lo que nos importa no son las etiquetas (tú eres "musulmán" y tú no), sino los HECHOS que es lo que tú -y no otras personas que he metido en el mismo envase- piensas, dices y haces y qué me parece, entonces podemos dedicarnos de verdad a resolver problemas. Nunca alcanzaremos soluciones perfectas, pero si nos dedicamos simplemente a llorar por la invasión y alimentar nuestro odio, entonces ni siquiera nos acercaremos a solución alguna.

Que sean los musulmanes los que determinen "cuál es la verdadera esencia del Islam" y discutan sobre ello, es normal y lógico que lo hagan; yo sólo soy un observador externo, incapaz de percibir esencias metafísicas. No soy nadie para determinar qué significa el Qu'ran. Lo que tengo claro es en qué cosas creo yo y qué cosas son irrenunciables: si estás cerca de ellas, estaré contigo, alentando tus esfuerzos, si es que puedo; si por el contrario atacas las cosas que valoro, entonces estoy contra tí (te llames musulmán, cristiano, progre o lo que sea), ya veremos con qué estrategia. No me importa la etiqueta que lleves, la que te hayas puesto tú o la que te hayan puesto los demás.